Reactivación y motivación van de la mano y su cuidado y consecución les reclama (a "jefes y subordinados") un renovado ejercicio a la altura de las exigencias de estos tiempos.
Por Mariela García Rojas. 25 septiembre, 2020.Las empresas y sus cadenas de valor importan. Su funcionamiento parte de reconocer que la motivación es un aspecto crítico y sumamente relevante de la tarea directiva; aunque, por obvio que parezca, no necesariamente se cree o se actúa en conciencia con esto.
Construir identificación y motivación hacia el logro de objetivos es un proceso muchas veces más lento y arduo de lo que los directivos quisieran. La puesta en práctica hacia la consecución de la misión de la organización exige el trabajo conjunto de directivos y colaboradores. La calidad de su actuación e involucramiento en la empresa avivará, antes o después, lenta o aceleradamente su reactivación.
Como nunca, “jefes y subordinados” cumplen un papel estelar; no solo los que arriesgan capital o ponen por obra sus sueños, sino también quienes aportan y están cerca del mercado y quieren conservar sus puestos de trabajo. Los colaboradores cuentan de manera decisiva. Reactivación y motivación van de la mano y su cuidado y consecución les reclama a ambos un renovado ejercicio a la altura de las exigencias de estos tiempos.
En este sentido, llamó mi atención la estimación del PBI nacional presentada por el BCR (a través de su presidente, Julio Velarde) en su reporte de inflación: panorama actual y proyecciones macroeconómicas 2020-2021. Según este, se prevé una caída de PBI en 12,7% este año. Además, Luis Alegría (Seminario SAB) anunciaba que la inversión privada caería en al menos 25% y que el nivel de actividad precrisis se recuperaría recién el 2022.
Lo anterior significa que para alcanzar los niveles socio económicos prepandemia hace falta, como nunca, ser “más parte de la organización”, y esto aplica a entidades públicas y privadas, con o sin fines de lucro. Muchos invocan ponerse la camiseta; por tanto, no basta -es insuficiente- una actitud en modo status quo, y buscando mantener mi puesto de trabajo. Todo lo contrario, conlleva apertura al cambio, al diálogo, a la reflexión y concreción de objetivos, al desarrollo de una mayor capacidad de innovación y de una contribución personal continua.
No releguemos este papel únicamente a los millennials. No es cuestión de edades, ni siquiera de niveles de experiencia o de formación. Todos suman en la reactivación del país a través del logro del propósito con un trabajo mejor hecho; empezando por hacer sostenible en el tiempo la organización a la que se pertenece.
La contribución personal que se reserva cada uno, en aras de promover y fortalecer el bien común, no es delegable. Tú decides.
Este es un artículo de opinión. Las ideas y opiniones expresadas aquí son de responsabilidad del autor.